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Cómo adaptarse a un nuevo puesto de trabajo

Actualizado: 18 jul 2022

Empezar en un nuevo puesto de trabajo sin duda produce ilusión y satisfacción. Pero también puede generar dudas e incertidumbre: ¿estaré preparado para las tareas y responsabilidades que se esperan de mí? ¿Me llevaré bien con los compañeros? ¿Me integraré en la cultura corporativa?

Lo habitual es que el departamento de RRHH prepare un proceso de onboarding para acoger a los recién incorporados. El onboarding permite conocer a los compañeros, familiarizarse con los procesos de la organización y fijar metas y responsabilidades. Todo con el objetivo de facilitar el proceso de integración.

Ahora bien, no debemos entender el onboarding como un proceso pasivo. Es decir, es un error esperar que RRHH venga a buscarnos y nos lleve de la mano por los entresijos de la empresa. El recién llegado puede dar un paso al frente y adoptar una actitud proactiva: causará mejor impresión, demostrará iniciativa e interés, y alcanzará antes el nivel de productividad que se espera que aporte.

¿Cómo convertir el onboarding en un proceso activo?

No existe una duración estándar para un proceso de onboarding, ya que cada caso depende de las circunstancias personales y corporativas. Es más, muchos onboardings ni siquiera llegan a completarse, porque el empleado abandona la compañía tras las primeras semanas, algo que sucede hasta en el 20% de las incorporaciones.

Sin embargo, hay algunos momentos clave. Y una serie de acciones que podemos llevar a cabo en cada uno de ellos.

Primera semana

  • Date a conocer: es natural que todo el mundo tenga curiosidad por conocer al nuevo. Saluda a tus compañeros, preséntate al principio de las reuniones, intenta retener los nombres. Mantén un tono respetuoso, sin tratar de parecer demasiado familiar, o existirá el riesgo de que te tomen por poco profesional.

  • Busca un mentor: es posible que la empresa te asigne un buddy que actúe como cicerón durante las primeras semanas. Si no lo hace, es conveniente que busques a alguien en quien apoyarte para resolver dudas o no estar solo los primeros días. Puede ser la persona que se incorporó antes que tú, o alguien que se sienta cerca.

  • Haz preguntas: es natural que estés perdido los primeros días. No te guardes dudas, pregunta o pide ayuda tantas veces como necesites.

  • Aporta valor: las primeras semanas sirven para asentarse, pero no olvides que te han contratado para un rol específico. Ten claras tus tareas y obligaciones, y trata de delimitar de qué manera puedes contribuir al negocio.

Primer mes

  • Profundiza en las relaciones: ya conoces a tus compañeros, es el momento de establecer conexiones más profundas, tanto dentro como fuera del trabajo. Observa las dinámicas, intégrate, participa.

  • Establece hábitos: un nuevo trabajo es una oportunidad para organizar tus tareas y rutinas. Es posible que luego la realidad rompa tus previsiones, pero mientras tanto, decide cómo distribuir tu tiempo y a qué dedicar tus habilidades.

  • Define objetivos: una vez pasadas las primeras semanas, llega el momento de sentarte con tus jefes para aclarar las expectativas mutuas: cómo y con quién vas a trabajar, de qué recursos dispones, cuál se espera que sea tu aportación, etc.

Primer trimestre

  • Márcate retos: ya estás rodando, es el momento de desafiarte con objetivos que te obliguen a dar lo mejor de ti mismo. Tal vez no llegues a alcanzarlos, pero simplemente el proceso de trabajar en ellos marcará el camino hacia la excelencia.

  • Establece límites: no olvides que ante todo eres una persona, no un autómata. Puede que en las primeras semanas alargues tu horario o asumas tareas extra con la idea de causar mejor impresión. Sin embargo, saber decir “No” te ayudará a la larga a ser más productivo.

  • Revisa periódicamente: algunas empresas establecen una evaluación del rendimiento tras los primeros 90 días. Si esto no está formalizado, puedes proponerlo tú a RRHH. Repasa los objetivos cumplidos y establece los que esperas alcanzar en el siguiente trimestre.

Después de este tiempo, tal vez hayas cometido algunos errores o no habrás alcanzado todos tus objetivos. Pero recuerda: si la empresa te eligió entre todos los aspirantes, es porque cree en tu potencial y tus posibilidades de crecimiento. Sé indulgente contigo mismo, y sigue trabajando para alcanzar tus metas.

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